miércoles, 29 de junio de 2011

CristianKilyGonzalez.blogspot.com: "LOS MEJORES "11" DE ARGENTINA EN LA HISTORIA DE LA COPA AMERICA" (Terra.com.ar)

"Onzari lo dirigió en forma espléndida y sin que ningún jugador la alcanzara penetró en el arco, en medio del entusiasmo delirante de la multitud. Uriarte, no obstante haber transpuesto la línea, devolvió la pelota; pero el referee, bien situado, sancionó el tanto. Conocida la decisión del juez acreció el entusiasmo del público, que aplaudió frenéticamente.
Así relata la crónica del diario socialista La Vanguardia, del viernes 3 de octubre de 1924, el primer gol olímpico en el Río de la Plata. El autor, Cesáreo Onzari, jugaba en Huracán y era el mejor wing izquierdo de aquellos años.
El partido se jugó en la cancha de Sportivo Barracas, previo al Sudamericano de ese año en Uruguay. Onzari, quien ya había sido titular en 1923, también lo fue en Montevideo. Su fama quedó por aquel gol a los campeones olímpicos, que recién regresaban de consagrarse en los Juegos de París. También cumplió en los partidos de la Copa América: jugo 6 y convirtió 5 goles. Lo único que le faltó fue salir campeón con la celeste y blanca.

Lo mismo le sucedió a Juan Nelusco Perinetti, malabarista de Racing, puntero izquierdo en los torneos de 1916, 1917 y 1919 (un gol en 8 encuentros).
Jaime Chavin, de Huracán, y Vicente González, de Gimnasia de Mendoza, fueron los dos primeros campeones, en 1921. Chavín jugó el primer partido ante Brasil (1-0) y González estuvo en el 3-0 a Paraguay y en el 1-0 a Uruguay. Luego, Juan Bianchi, de Progresista, fue titular en el equipo campeón de 1925.

Otro jugador del interior, el santiagueño Segundo Luna, participó en el Sudamericano de 1927 en Perú, torneo que compartió con el crack de Independiente Raimundo Orsi. Mientras que Mario Evaristo, de Sportivo Palermo, fue el hombre indicado para destacarse por la punta izquierda en el título de 1929.

En la época profesional aparecieron los dos mejores exponentes del puesto que se recuerda: Enrique Garcia y Félix Loustau.
El Chueco Garcia era santafesino, había jugado en Rosario Central y llegó a Racing en 1936 para consagrarse definitivamente.
Le decían el Poeta de la Zurda y quienes lo vieron jugar sostienen que fue el mejor puntero izquierdo de la historia. Participó en tres torneos sudamericanos (1937, 1941 y 1942), jugó 15 partidos y marcó 5 goles.
A Loustau le decían Chaplín. De físico pequeño, había comenzado en Racing como back izquierdo pero lo dejaron libre.
Dicen que fue Renato Cesarini, el técnico de La Máquina, el que lo ubicó como puntero izquierdo, para así completar el más famoso quinteto ofensivo de la historia argentina: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau.
También dicen que Aristóbulo Deambrosi, el puntero izquierdo titular, fue el que les advirtió a los entrenadores Cesarini y Peucelle, que aquel joven era mejor y que había que hacerle un lugar entre los grandes. Desde entonces, Deambrosi fue el eterno suplente de La Máquina y sólo jugaba cuando alguno estaba lesionado.
Loustau fue el titular indiscutido en el tricampeonato de 1945-46-47, disputó 17 partidos y convirtió 7 goles. Con Chaplin en la cancha, no hubo espacios para otros dos grandes en el puesto: Manuel Pelegrina, de Estudiantes y cuarto goleador del fútbol argentino (1 partido en 1945) y Ezra Sued, tricampeón con Racing en 1949-50-51 (suplente en 1946 y 1 partido en 1947).

Ya en los años 50, fue Osvaldo Cruz, integrante de la brillante delantera de Independiente, el encargado del sector izquierdo en los Sudamericanos de 1955 y 1957. Lo acompañó Ernesto "Tito" Cuchiaroni en 1955, quien además fue titular en 1956. Los dos eran veloces y tenían buena pegada.

José Yudica y Alberto Mario González se iniciaron por la punta izquierda pero con el tiempo fueron ocupando un lugar en la mitad de la cancha, acompañando la famosa transformación que se dio a nivel mundial con Brasil entre 1958 y 1962 cuando Mario Lobo Zagalo se convirtió en el primer wing ventilador de la historia.
Yudica nunca jugó la Copa América, mientras que Gonzalito fue titular en 1967, pero ya en otras funciones. En el último título de aquellos años, en 1959, el lugar estuvo destinado para la Bruja Raúl Belén, quien también arrancaba bien de atrás para aprovechar su velocidad e inteligencia para llegar al gol (9 partidos y 3 goles entre los dos torneos del año).

Otra Bruja, Juan Ramón Verón, fue un grande en el puesto en los años sesenta, pero tampoco fue convocado para los sudamericanos. River continuó con su costumbre de generar buenos punteros izquierdos con destino de Selección. El Mono Roberto Zárate, suplente de Loustau hasta 1956, estuvo en la Copa de 1963 y Oscar Pinino Más, otro fenómeno, en 1967. Este año, eventualmente, también jugó Juan Carlos Carone, el Pichino de Vélez.

Oscar Alberto Ortiz fue uno de los últimos punteros izquierdos en la raya aseguró alguna vez el recordado periodista Pedro Uzquiza, que de fútbol sabía bastante. Tampoco el Negro Ortiz fue convocado por Menotti para las Copas de 1975 y 1979. En 1975, la delantera era Bóveda, Luque y Kempes; en 1979, Coscia, Fortunato y Roberto Díaz. Un escalón más abajo, ya en los 80, estuvo Jorge Alberto Comas, a quien Bilardo nunca tuvo en cuenta.

Los últimos 25 años fue la época de los delanteros de punta, también extremos o volantes izquierdos con llegada. El Coco Basile utilizó sólo punteros por derecha en los títulos de 1991 y 1993.

Passarella y Bielsa recurrieron bastante a Claudio López (27 y 10 partidos respectivamente) por la banda izquierda, pero el Piojo nunca fue convocado para una Copa América.
Y el Kily Cristian González fue el extremo izquierdo en la Copa América de 2004, en Perú, con Bielsa.

La historia será entonces como el cuento que escribió Ariel Scher, Wing izquierdo, el enamorado: A partir de entonces, Wing Izquierdo hizo goles, tiró centros, eludió defensores, fue figura de sus equipos y amagó con tener una existencia reducida a eso hasta que una tarde del fin de un invierno le pasó algo inaudito considerando que le ocurrió estando parado en la cancha, con una pelota debajo del pie y, como siempre, ubicado en la punta izquierda: Wing Izquierdo se enamoró (...)".

"Wing Izquierdo fue sin ganas a patear un corner y esos ojos como mundos se le aparecieron de frente ante las pestañas. No hizo nada más. Ni siquiera que ella le soplara un beso. Wing Izquierdo la enfocó con el alma, se olvidó de ese corner, se trepó al alambrado con una fuerza única, flameó hacia la tribuna, atrapó a esa mujer irrepetible y empezó un camino sin regreso (...)".

"Antes de irse escuchó que la hinchada le gritaba toda junta "Wing Izquierdo, Wing Izquierdo". El se sacó su botín zurdo, lo hizo volar como un regalo en el viento, saludó con dos sonrisas y se esfumó para siempre convertido en un hombre feliz. (Télam) *Periodista. Vicepresidente del CIHF (Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol).

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