Jugó tres años en el Zaragoza y dejó huella. Ahora, a sus 36 años, ha vuelto al equipo de sus amores para ayudarle a retornar a Primera.Algunos seguidores del Zaragoza darían lo que fuera por tener ahora mismo en su equipo a un jugador como el Kily González. Su fuerza, su entrega, su carácter ganador y sus lágrimas cuando abandonó la disciplina maña para irse al Valencia no se han olvidado y dejó una gran huella durante sus tres campañas como blanquillo, además de unos 7 millones de euros en las arcas aragonesas.
El Kily llegó al Zaragoza procedente de Boca y durante tres temporadas fue siempre uno de los mejores del equipo. Conectó muy bien con su compatriota Gustavo López, aunque muchos le recuerdan más por un capítulo negativo: su pelea a puñetazo limpio con Lizarazu en un partido en San Mamés. Y es que a veces su carácter le jugó malas pasadas.
Una lesión le dejó fuera de los terrenos de juego durante un tiempo, pero después regresó. Su amigo Simeone lo pidió para San Lorenzo en el 2009 y con él como técnico fue uno de los fijos. El Ciclón quiso renovarle, pero el descenso de Central cambió sus planes.


