lunes, 14 de marzo de 2011

CristianKilyGonzalez.blogspot.com: "Central espera un milagro" (Alejandro Fabbri para Perfil)

Ni en las peores pesadillas los hinchas de Rosario Central pudieron imaginar una situación deportiva como la actual. Cuando la segunda rueda del durísimo Nacional B ya lleva tres fechas disputadas, el popular club de Arroyito ocupa la décima posición, acompañado de clubes mucho más modestos como Aldosivi y Deportivo Merlo, además del Gimnasia jujeño.

Con una inversión millonaria, la participación de viejas figuras con pasado grande en Primera A como el Kily González, Luciano Figueroa y el retorno de Jesús Méndez y Germán Rivarola, Central nunca le encontró la vuelta al torneo, ni con Mostaza Merlo ni ahora con Héctor Rivoira. Lleva ocho derrotas en 21 partidos, con el llamativo dato de haber perdido en su propia cancha frente a Almirante Brown, el Gimnasia jujeño y el San Martín tucumano, equipos que tiene su misma irregularidad.

No se entendió bien la contratación de Merlo, un técnico acostumbrado a hacer un culto de la defensa y de las precauciones: duró doce fechas y abandonó Central luego de la dura caída en Corrientes ante Boca Unidos por 2-0. Con Rivoira llegó una mejora en ofensiva con un 5-0 ante Aldosivi incluido, pero la caída se profundizó y ahora lleva una victoria en los últimos seis partidos.

Tras el papelón del sábado frente al San Martín sanjuanino, la crisis se profundizó. Rivoira fue ratificado, pero las exigencias son cada vez mayores porque los punteros se alejan. Central está a once puntos del líder Rafaela y a nueve de Unión, los dos que están ascendiendo. Se ubica a ocho puntos de quienes deberían jugar las promociones y comenzaron a reducir el presupuesto. La gente, la multitud que lo acompaña en Arroyito y los cientos de miles que sufren el pésimo momento deportivo no terminan de entender las dificultades que encierra un campeonato que obliga a recorrer el país, a sentirse realmente visitante porque nadie los puede acompañar a jugar, por ejemplo, en Jujuy, Mendoza o Comodoro Rivadavia.

La creencia de que un torneo así se puede afrontar casi íntegramente con jugadores de Primera A es otro error de concepto. Hoy por hoy, las diferencias se han reducido y son insignificantes. Algo diametralmente opuesto a lo que ocurrió con aquel Central que fue descenso en 1984, campeón en 1985 de Primera B y nuevamente campeón, pero del torneo de Primera División en la temporada 1986/87. Una situación irrepetible, que puede coronar también el modesto Liniers, dos categorías más abajo y con los mismos futbolistas casi amateurs.

Cuando la gente entienda que la enfermiza rivalidad con Newell’s quedó postergada para mejores tiempos, que se trata de entender en qué categoría se juega y qué forma de participación hay que tener, cuando deje de exigirle a jugadores discretos que se comporten y muestren una categoría que tuvieron otros futbolistas antes con la misma camiseta y que éstos no tienen, Central habrá entendido las razones de su retroceso deportivo y podrá crecer para ilusionarse con el ascenso.

El torneo Nacional B no finalizó, le quedan 48 puntos en juego. Sin embargo y a este paso, mucho tendrá que cambiar el histórico club rosarino para tener chances de volver donde debe estar. Ocurre que esto es fútbol y a veces, es impredecible. ¿Quién podía imaginar semejante situación? Son cuestiones parecidas que han vivido hinchas de Huracán, de Ferro, de Unión, de Chacarita, de los cuadros cordobeses y tucumanos. Si lo sabrán…

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