lunes, 19 de abril de 2010

CristianKilyGonzalez.blogspot.com: "Los gozos y las sombras" (Ole)


San Lorenzo ganó bien el clásico porque Méndez le dio orden, recuperó el pase, golpeó justo y tuvo desequilibrio individual. Huracán se ahogó en sus errores.
Hay un nuevo orden en San Lorenzo y es el orden que le dio Sebastián Méndez como para desmitificar aquello de que el orden de los factores no altera el producto.

Este San Lorenzo, el que jugó el mejor partido del año, fue lógico después de tanta búsqueda ilógica que terminó con Simeone. Tampoco es que provocó una nueva sinfonía de música clásica, pero ganó el partido que tenía que ganar. Y lo ganó muy bien por tener ciertos conceptos claros, seguridad defensiva, desequilibrio individual, oportunismo, solidaridad y compromiso colectivo. Por eso gozó como gozó después de tanto tiempo.

Huracán se dio de frente contra una pared que le tejió su rival y que tejieron sus propios jugadores. El manejo inicial de Toranzo no tuvo eco. Entre la indolencia de Franzoia y los puntuales errores de sus tres zagueros cerró la tarde al borde de una goleada histórica, impensada a los 20 minutos. Sería desmesurado calificar como espejismo el envión que traía, pero este 0-3 es un punto de inflexión en una más que aceptable campaña.

Si hay padres en la derrota, enseguida emergen los abuelos de la victoria. A San Lorenzo lo sostuvo el equipo; y al equipo, varios tipos que dieron la cara cuando fue necesario. Un pibe como Meza sacó el manual del 2 en el primer tiempo. Papu Gómez y Bordagaray dejaron de lado por un rato los firuletes improductivos, fueron dagas desde lugares distintos y disimularon la ausencia de un conductor o generador natural de juego. Martíntez y Voboril cerraron las bandas.
El Kily González ("conmovedor", para Méndez) orientó y transmitió ese fuego sagrado que lo caracteriza y que a veces lo deja cerca del incendio. Y por encima del resto se levantó el cerebro de Cristian Leiva: siempre opción de pase y descarga, siempre claro y combativo, y genial en la definición del tercer gol. Y una demostración cabal de que los buenos jugadores pueden ser polifuncionales pero rinden mejor en sus puestos. Tanto que pueden tener un clásico casi perfecto y consagratorio. Y todos, desde Migliore hasta Pintos, le dieron la pelota a un compañero (el abc de este bendito deporte).

En un fútbol tan volátil como el argentino, ayer fuiste nadie, hoy sos Messi en Barcelona y mañana podrás ser Messi o nadie. De banquinazos vivimos. Y es en ese zigzagueo donde con este diario del lunes todos los jugadores de San Lorenzo son como reyes para esos hinchas que varias veces les quitaron las coronas. Está bien por cómo se vive este clásico, es desmesurado si la visión se amplifica y genera esperanza si se repite.

Ayer gozó, justo ante la sombra de Huracán.

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