lunes, 27 de octubre de 2008

Se extrañó al Kily (La Capital)


Entre las pálidas que Central viene atravesando, Gustavo Alfaro tiene un motivo para contentarse. Para los próximos partidos podrá contar con un jugador emblemático como el Kily González, un aporte que puede ser muy importante para el grupo. Quizá más desde lo anímico que desde lo futbolístico, habida cuenta del déficit físico que viene acarreando y que no le deja rendir en plenitud (fractura de costilla).
Es que ayer ante la falta de respuestas individuales y colectivas, el equipo sufrió mucho la falta de un referente, de un jugador emblemático. De alguien que pudiera ser el muro de contención cuando Boca, en el primer cuarto de hora inicial y en los minutos finales, se venía sobre la humanidad de Jorge Broun. Un jugador que hable, que ordene, que grite y hasta que le discuta el partido al referí en momentos neurálgicos del desarrollo. Alguien a quien el marco y el escenario no le pesen.
Una situación de ayer quedó expuesta cuando Alfaro a los gritos le pedía a Borzani, que le hablara al árbitro para decirle que Riquelme se tiraba permanentemente para buscar tiros libres cerca del área, cuando el partido estaba empatado y con el resultado abierto.
Y aunque este es sólo un detalle de la situación, ayer quedó demostrado que sin el Kily ni Ezequiel en cancha, el equipo carece de un líder natural, de un referente, que pueda ser no sólo una fuente de consulta para los más jóvenes, sino también el que oriente y ordene. El que sea el eje equipo, tanto a la hora de atacar, como a la de replegarse. Los demás pueden ser un buen acompañamiento pero necesitan del sostén, de la voz de mando, de un punto fijo en la cancha donde apoyarse.

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