domingo, 24 de enero de 2010

CristianKilyGonzalez.blogspot.com: "El fútbol argentino no tiene que envidiarle nada a nadie"

Kily González, con 35 años y una larga experiencia en Europa, se siente "orgulloso" de pertenecer al medio local.
Calderón, Palermo, Fuertes, Verón, Abbondanzieri, Ortega, Ibarra, tal vez pronto Roberto Ayala... Cristian Alberto González está en ese club. El de los "35+", los veteranos que son figuras, o al menos están activos, en el fútbol argentino. Pero no es por viejito que Kily tiene averiada una rodilla. Hace tiempo se le cortó un ligamento, que obligó a una operación, un par de tornillos y cinco meses de abstinencia futbolística, con complicaciones posteriores. No obstante, el rosarino ya tiene la mira en su 2010 con San Lorenzo. "Estoy muy feliz de sentirme importante en un club muy grande de la Argentina, donde no es fácil jugar. Y me siento querido por el cuerpo técnico, mis compañeros y la gente. Más no puedo pedir. Ojalá se dé un campeonato", deseó, en una charla con LA NACION, el ex volante mundialista y campeón olímpico, de 35 años.

–¿Qué tiene San Lorenzo para ser campeón?
Hambre de gloria. Hay jugadores que a pesar de haber ganado torneos quieren más. Está esa hambre de gloria que mucha gente pierde.

–¿No todos los planteles tienen hambre de gloria?
Depende de la personalidad, de qué jugadores hay. Mucho es contagio...

–Y además de ambición, ¿qué tiene San Lorenzo?
Jugadores de muy bien pie. Y una ideología de juego. El director técnico [Diego Simeone] nos obliga a ganar donde sea, a ser protagonistas, con buen manejo de pelota, con presión o jugando de contraataque, según el rival.

–Siendo hincha de Rosario Central, ¿cómo te sentiste al fallar el penal contra Newell’s en la última fecha del Apertura?
Fue duro. Iba a quedar en la historia: Newell’s salía campeón habiendo errado yo un penal. Lo que habría sido... Fue fuerte el recibimiento: 40.000 personas insultándome. Pero me da mucha alegría, porque me siento identificado con Central. Es hermoso. Erré, se pusieron contentos y terminaron perdiendo. Me tiraron de todo, me escupieron, y nunca hice un gesto ni digo cosas que puedan fastidiar a un jugador o un hincha. Para mí es una camiseta que no tiene sentido y no me interesa nada de Newell’s, pero siempre con respeto.

–¿Por qué no estás hoy en Central?
Porque tuve una diferencia más que importante con el presidente [Horacio Usandizaga]. Pero la gente sabe lo que hice por esa camiseta, y le deseo lo mejor al club.

–¿La diferencia fue por aquella declaración del presidente contra el plantel?
Claro. Y me pasaron factura después de salvarnos en la promoción. Mientras, estaba todo perfecto, yo era "el capitán"... Después, ni un "chau", ni un "gracias". Y me fui por una ventanita. Soñaba con una despedida no "extraordinaria", pero sí con el reconocimiento de la gente. Dije que cuando dejara Europa iba a volver a Central, y cumplí, dejando de lado a Boca, a Macri esperándome, mientras yo firmaba por Central, en 2006. Me queda dolor por las críticas injustas. Pero gilada hay en todo el mundo. Y tengo la mínima esperanza de despedirme en Central.

–¿De quién es tu pase?
Mío. A cierta edad no se necesita representante. Hoy soy un jugador feliz; espero aguantar mucho tiempo más.

–¿Qué opinás de este fenómeno local de los jugadores "35+"?
Dicen que si jugadores de treinta y pico se destacan, nuestro fútbol está muy bajo. Para mí no es así. El fútbol argentino no tiene que envidiar nada a nadie; es de los mejores del mundo, y me siento orgulloso de pertenecer a él. Esos jugadores recogieron mucha experiencia afuera. Y físicamente están bárbaros. El cuidado es fundamental. Hemos tenido nuestras épocas, pero uno debe darse cuenta de que ya todo pesa más.

–Dame una frase sobre cada club de tu trayectoria.
Central me hizo crecer como persona y jugador. Un gran paso fue a ir a Boca, uno de los clubes más importantes del mundo, que compartí con Maradona, Caniggia... En Zaragoza cumplí el sueño de ir a Europa y busqué un nombre. Pasé a un club más grande, Valencia, y conseguí títulos. Redondeé mi carrera yendo a Inter, en el que logré títulos y estabilidad económica para mi familia. Lo más importante que uno incorpora allá es el respeto. Le hacen saber continuamente cómo debe manejarse, en un club, en la sociedad. Y hoy trato de inculcarlo a los más chicos. Me siento orgulloso de la carrera que he hecho. Cumplí todas las metas. Uno siempre quiere más, y ojalá se dé un campeonato con San Lorenzo.

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