ALFREDO GATTI
DESANLORENZO.COM
Buenos Aires, 25 de noviembre (Télam).- Leandro Romagnoli podría ingresar como titular en el equipo de San Lorenzo que este domingo asumirá una nueva edición de un clásico con Boca Juniors, por la 16ta. fecha del torneo Apertura.

El Canalla manda en el historial con 45 victorias contra 42. El último fue 1-1, en el Gigante de Arroyito, con goles de Emilio Zelaya y Mauro Formica.
La inteligencia del Ciclón resultó determinante para el éxito por 2-0 ante el Globo, que luce confundido entre lo que fue y lo que es hoy .
La historia del Valencia CF no sería la misma sin la presencia constante de futbolistas argentinos en sus filas. Desde Horacio Arquímedes Herrero, el primer jugador de esa nacionalidad que llegó en 1947, el goteo no ha cesado hasta hoy, con Ever Banega, a quien le precedieron, a lo largo de los años, otros veintidós jugadores argentinos, alguno tan emblemático como Mario Kempes, todo un icono de Mestalla. También llegó algún que otro paquete, tipo aquel Morigi al que Jorge Valdano catalogó como «el todocampista al que podrá acudir cualquier compañero cuando se vea en apuros». Tal que así.
Aquí se hizo un hombre el Piojo López, otro nombre imborrable para la afición. Algunos que prometían mucho, se marcharon sin apenas aportar nada como, Burrito Ortega o muy poco, como Pablito Aimar.
Cancheros, con buen toque, de gran sentido táctico y, sobretodo, de carácter indomable, los jugadores argentinos han aportado al equipo calidad, solvencia y personalidad. Sobre el campo adoptan como lema una de las estrofas del himno nacional, que con tanta vehemencia y énfasis entonan cuando se enfundan la albiceleste: «Coronados de gloria vivamos / o juremos con gloria morir». Esa es la estirpe de Fabián Ayala y el Kily González, dos contribuyentes básicos a los éxitos del último Valencia campeón.
Sin el primero, el gran Valencia de Benítez no se entiende. El cáncer del fútbol argentino es el insostenible ritmo de exportación que amenaza su cantera. Anoche, en el Calderón, todos los seleccionados de Maradona procedían de equipos europeos, ninguno juega en los equipos del país. Los agentes acosan a los jugadores antes de que les crezcan los dientes; los clubes, acuciados por las deudas, venden jóvenes en plena formación, sin madurez humana ni futbolística. Y muchos de ellos acaban cruzando el Atlántico para convertirse en carnes de cañón y material de derribo.
Hace años, en una visita al diario Clarín de Buenos Aires, con motivo de un homenaje que se le tributaba a Alfredo Di Stefano, un viejo cronista me reveló un secreto: «Argentina crece mientras los argentinos duermen». Se refería a la feraz riqueza natural de aquellos parajes, en contraste con la languidez y el hedonismo indolente de sus moradores. Eso mismo le ocurre al fútbol argentino: su cantera fructifica, pese a que desde dentro la depredan y desde fuera la saquean. Pero ahí sigue produciendo sin tasa excelentes pateadores.
El conjunto albiceleste ganó cinco encuentros, empató dos, mientras que los ibéricos vencieron en cuatro ocasiones; el último triunfo nacional en condición de visitante fue en 1999, bajo la dirección técnica de Marcelo Bielsa.
El Real Zaragoza visita el domingo (19.00 horas) el campo de Mestalla para enfrentarse al Valencia, donde lleva desde la temporada 92-93 sin conseguir la victoria, y desde entonces encadena una racha negativa de nueve derrotas y cinco empates.
Aunque ayer tenía sus dudas, Diego Simeone se decidió por un sistema más lógico para su estilo. Porque sus opciones no pasaban por los nombres sino por los puestos: Gonzalo Rovira o Axel Juárez. Nada que ver uno por otro. Como el 1 a 0 a favor en Montevideo no puede soslayarse, el Cholo evaluó la posibilidad de ser un poco menos ofensivo (si ponía a Juárez). Además, existe cierta inquietud porque no estará el Chaco Torres (roja en la ida) y Rivero y el Kily vienen con un trajín importante. Sin embargo, Simeone decidió darle la razón a su colega Carrasco, que lo alabó por no poner la bañadera en el arco.