lunes, 23 de noviembre de 2009

CristianKilyGonzalez.blogspot.com: "San Lorenzo, inteligente y práctico, noqueó a Huracán" (Clarín.com)

No es un clásico compuesto por María Elena Walsh, pero ese final se parece bastante a su Reino del Revés. Es que en Huracán nadie baila con los pies y Chaco Torres define con la clase de un marqués. Eso sí, no es un gato sino Orode el que dice "yes" y no sólo porque sabe hablar inglés. Es el nigeriano el que pide la pelota en su idioma y la devuelve en el lenguaje universal. Es San Lorenzo el que gana 2 a 0 sólo porque Monzón vuela como un pez bajo el cielo de Parque Patricios.

¿Cómo se explica que un arquero se corporice en una figura superlativa si, justamente, es su equipo el que más tiempo tiene la posesión de la pelota? ¿Cómo se entiende que tocando y tocando no se genere una sola situación en un área y con una colección de pelotazos se pueda encender la alarma en la otra? Son nobles las armas de Huracán, pero sin peso en el área no es posible fabricar un gol. Entonces, nadie va a comprar el buzón. Porque el tiki tiki del campeonato pasado estaba acompañado por un juego agresivo, cargado de recursos líricos pero también, sostenido en la contundencia colectiva. Tiene derecho a sentirse engañado brutalmente Cappa por los dirigentes. Pero la elección de morir con los bigotes puestos ya resulta un pecado de ingenuo.

Simeone, en cambio, eligió darle la espalda a su estilo. San Lorenzo no cambió golpe por golpe, como hizo hasta el partido con Independiente. Por el contrario, no se mostró acelerado ni audaz. Quizá, porque sabía que las heridas recientes podrían tardar demasiado en cicatrizarse si volvía a perder. Por eso resolvió que su equipo esperara. Y lo dejó venir a Huracán, mansito, a la cueva. Y encontró temprano el gol, a los 8 minutos, tras una doble guapeada de Civelli y un doble despiste de Bolatti. Fue el zaguero el que arrancó desde atrás y el volante el que le cometió una infracción en el vértice del área de Monzón. Y fue el mismo marcador central el que se elevó en el punto del penal para transformar un cabezazo en gol, sin la marca del mismo mediocampista que un instante antes lo bajó.

A partir de ese momento, se planteó un partido en el que Huracán fue algo más vistoso pero inofensivo y San Lorenzo utilitario pero agresivo. Rodrigo Díaz y Toranzo intentaron gestar juego, pero no fueron profundos. Y encima, con Nicolás Trecco, un livianito mediapunta adelante, todo fue mucho más complicado.

Con Rivero, Torres y el Kily González dispuestos al despliegue y al sacrificio, San Lorenzo recuperó la pelota y trató de lastimar de contra. Pero el Cholo había desgastado al Pulpito González, un creativo, en la marca. Entonces, el ataque quedaba a suerte y verdad de la velocidad de Menseguez y el barullo de Bordagaray. Bajo esta coyuntura, el primer tiempo estuvo a tono con la oscura tarde.

Y no se modificó la postura de unos y otros en el segundo tiempo. San Lorenzo pudo liquidarlo y si no lo hizo fue por el impecable Monzón. Con su mediocampo mordiendo en todos los sectores, favorecidos por la fragilidad de Bolatti, Leandro Díaz y compañía, con un hombre más por la expulsión del capitán Goltz y la presencia de Romagnoli, halló los huecos necesarios para llegar por la vía rápida al arco de Huracán.

Cappa buscó potenciar la ofensiva con Luciano Nieto, pero no es Federico, el que hace goles en Colón. Y hasta puso un volante más (Alan Sánchez) por un defensor (Rodríguez) pero no gravitó. Y Trecarichi fue muy parecido a Trecco, no sólo por su apellido. Simeone reforzó el círculo central con Leiva y se dio el gusto de hacer debutar al africano Orode. Y fue de San Lorenzo, que detuvo su racha diabólica justo ante este Huracán que ahora hace todo al revés.

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