martes, 9 de diciembre de 2008

Central: futuro hipotecado (LaCapital.com)

La realidad de Central inquieta. Su tránsito por el Apertura se asemeja a una cruel agonía. El equipo se fue desangrando, atravesó dos procesos sin resultados y está finalizando el torneo en la cornisa de la promoción. La imagen de los canallas se desdibujó con el correr de los partidos y de aquel arranque que ilusionó frente a Estudiantes en el Gigante, desembocó sin estaciones intermedias en la insoportable levedad exhibida con Tigre en el mismo escenario.
La situación auriazul no es casualidad. Hay razones que explican la debacle futbolística. A Central se lo devoraron las expectativas creadas en la previa del campeonato, la inexperiencia de Vitamina Sánchez, los líderes que no conducen y los pibes que no se rebelan. Los refuerzos que no refuerzan. Los desbordes dirigenciales y los comunicados que no concilian. La incomodidad que no logra ocultar Gustavo Alfaro. Las lesiones, la pretemporada y la cabeza que desgasta el físico. El cachetazo en el clásico. Los resultados que destruyeron la confianza. Los sistemas que no contienen y sólo desnudan más urgencias. Las derrotas que son hábito y vagan sin respuestas cuando falta una jornada para bajarle el telón al tormento del Apertura.
En el comienzo del campeonato, el arribo de un técnico joven como Pablo Sánchez parecía una tarjeta forjada en el club que le daba crédito a la esperanza. La incorporación de Ezequiel y la continuidad del Kily enmarcaban el tono emocional del puntapié inicial que alcanzó su climax con un soberbio debut en Arroyito. Pero de allí en adelante todo fue desconcierto y desazón.
El equipo no estuvo a la altura de sus objetivos y quedó preso de sus insinuaciones. A Vitamina le decretaron una transición que nunca apoyaron desde los escritorios y como no encontró respuestas rápidas (ni puntos suficientes para capear el temporal), su proyecto fue abortado antes de lo previsto.
Llegó Alfaro, "el técnico del Central campeón", otro rótulo poco feliz. Y antes del primer partido debió sortear la tormenta que desataron las polémicas declaraciones del Vasco Usandizaga en la filial de Funes. Ese fue un punto de quiebre determinante en la relación entre el plantel y la cúpula dirigencial del que todavía se perciben secuelas. Aquellos insultos que se pasearon por TV en todo el país, redujeron a pedazos el orgullo del plantel. Y pusieron a los jugadores en el banquillo de los acusados ante el apetito destructivo de los hinchas.
Central no pudo levantar cabeza. Alfaro le incorporó un paquete dialéctico más interesante pero costó mucho verificar esas intenciones en la cancha. Se lesionaron el Kily, Jorge Núñez y Ribonetto. Hubo cambio de dibujo táctico para que el Equi engrane mejor. Apareció Caraglio. Pero no alcanzó para estampar una reacción, fue más de lo mismo. El equipo sigue lejos de brindar garantías y la sucesión de tropiezos confunde el horizonte. Ahora parece que todo depende los refuerzos.
Lo cierto es que entre la transición de Vitamina, los gritos del Vasco y las excusas de Alfaro, Central no podrá cumplir su objetivo de mínima de llegar a los 20 puntos en este torneo. Regaló más de la cuenta y ahora no le queda otra que volver a sufrir en el Clausura 2009. La situación futbolística del equipo es como un rompecabezas explosivo. No hay margen para equivocarse. El peligro es real.

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