Pertenecer tiene sus privilegios. Y nuestra grandeza histórica nos da uno de ellos: el de poder gozar un triunfo sufrido e ilusionarnos con pelear por el título hasta el final. Lo primero que salta a la vista a la hora de analizar la victoria ante Arsenal es el corazón Camboyano de este equipo, representado por Rivero y el Kily. Pero no podemos ocultar el gustito amargo que cuesta digerir: el equipo no está jugando bien. Hay que mejorar.Y no se trata de tirar mala onda o energía negativa. Solamente tratamos de que el árbol no impida ver el bosque. Y, hoy, el árbol son tres puntos que valen oro en un campeonato tan parejo y con tantos equipos con aspiraciones de campeonar. Y el bosque es un equipo que volvió a ganar pero que no logra una mejoría futbolística.
Se vienen horas decisivas, con un partido complicado en La Plata, la definición del cruce con River y el juego en casa con Banfield, un durísimo rival. Todo en siete días. Con ese panorama, el análisis del segundo tiempo da la sensación de que el equipo se está quedando sin nafta. Incluso con cierta confusión aportada por el Cholo. Sí, los cambios ofensivos terminaron dando resultados, pero hay cuestiones que quedaron en evidencia en la cancha: las distracciones en el primer gol, la floja defensa de la pelota para en el segundo y hasta algunas más serias.
Por ejemplo: cuando faltaban diez minutos para que terminara el primer tiempo hubo un tiro libre para San Lorenzo apenas cruzando la mitad de la cancha, en campo de Arsenal. El Kily tomó la pelota y les pidió a los defensores que se adelantaran, sacando al equipo; pero los del fondo no lo entendieron, fueron a buscar la pelota al área de Arsenal cuando el Kily quería salir jugando corto y terminó siendo pelota perdida.
Y peor: en el segundo tiempo, ya sin Civelli ni Pintos en cancha, Botti y Aguirre intentaban ordenar al resto a los ponchazos en las pelotas paradas de Arsenal. Demasiados detalles sin cuidar. Y, justamente, Simeone dijo que "en estas instancias hay que estar en todos los detalles, porque el más mínimo define un partido".
Como se ve, hay mucho para corregir en poco tiempo, hecho demostrado en el tiro en el palo de Jara y en el mano a mano que Migliore le tapó a Mosca cuando el partido iba 2-1 para los del Viaducto. La suerte estuvo de nuestro lado.
No así los árbitros. Y esto no se dice porque uno espera que nos ayuden: ¡solamente pedimos que no nos perjudiquen más! Esto es una locura, nene: en el primer tiempo le anularon un gol a Bordagaray, ¡¡¡cuando picó habilitado por tres rivales!!! Y en el segundo, Baldassi se comió un penalazo de Matellán a Bottinelli, por agarrón de camiseta. Esto ya es absurdo.
Pero ganamos, viejo. San Lorenzo sigue creciendo. Y aunque el cansancio ya se nota (por eso se viene la rotación en La Plata), hay que destacar el corazón de todos, pero sobre todo de Rivero y del Kily. Justo ellos, dos personajes mirados de reojo antes de empezar la competencia (el Burrito por sus pasados enfrentamientos con los hinchas y González porque a su edad cualquiera podía decir que venía a robar a Boedo), son los que más alegrías nos dan. Y no porque hagan algunos goles, sino porque dejan todo en la cancha durante 90 minutos. Hoy, ellos son el símbolo del San Lorenzo que queremos todos los hinchas: huevo, corazón, espíritu Camboyano.
Aunque uno aspira a más, se reconoce el riesgo corrido por Simeone, que se jugó entero, sabiendo que de local se hace la diferencia. Ajustando algunos detalles va a llegar la estabilidad que todos pretendemos. Pero hay que sumar y estos tres puntos cotizarán en el futuro. Si se ve la tabla de clasificación a las Copas uno se da cuenta de lo que vale cada partido. Así, con el corazón en la mano, San Lorenzo va.
POR ALFREDO GATTI
POR ALFREDO GATTI
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