En el Nuevo Gasómetro, el Ciclón se mostró nervioso y estuvo dos veces abajo en el marcador (0-1 y 1-2), pero con el empeño de sus referentes, Rivero y Kily González, revivió y finalmente triunfó por 3-2 frente a Arsenal.San Lorenzo es un equipo que siempre reside al límite, al filo. Que por su imprecisión y desconcierto puede llegar a exasperar a sus hinchas en un período, pero por su coraje y continua búsqueda de la valla rival puede ganarse la ovación en otra parte. Luego del mazazo anímico que recibió en la última fecha del campeonato, cayendo frente a Colón, en Santa Fe (incluidos trompazos entre dos de sus jugadores titulares), el Ciclón estaba urgido de una conquista para espantar los pronósticos negativos y, sobre todo, para no abandonar ese puñado de clubes que se ilusionan con el título. Al fin, el equipo azulgrana se desahogó, pero también es verdad que Arsenal, literalmente, más de una vez le perdonó la vida.
Habrá que preguntarle al Cholo Simeone qué pretende cuando a sus dirigidos les reclama serenidad e inteligencia para hacer circular la pelota con gestos rabiosos e histéricos, que lo que menos consiguen es guiar y motivar. En medio de ese torbellino de nervios que desde afuera transmitió el DT, el conjunto de Sarandí sacó provecho, porque velozmente, a los cuatro minutos, se puso 1-0 arriba, con una definición con clase del interesantísimo Jara (atacante cordobés, de 21 años), ante el desesperado achique de Migliore y tras ser asistido por Jonathan López.
Arsenal, conocedor de sus propias limitaciones técnicas y colectivas, se cimentó en el terreno con dos líneas de cuatro hombres, aguerridas y sin demasiadas pretensiones ofensivas. Desde allí, de contraataque, esperó que San Lorenzo se equivocara para atacarlo, especialmente por la banda izquierda de la defensa azulgrana, donde Bottinelli lucía incómodo frente a cada avance de Sena.
En ese primer período, cuando en más de una oportunidad los hinchas del Ciclón, a los gritos, reclamaron más... ganas, sólo hubo dos hombres para destacar entre los locales: el Kily González, por su sencillez para algo tan simple pero complejo a la vez como pasarle la pelota a un compañero, y el capitán, Rivero, por su coraje. Precisamente este último, con un derechazo lejano que en el trayecto se desvió en Matellán y así desubicó al casi siempre atento arquero Campestrini, San Lorenzo encontró agua en medio del desierto. El festejo del Burrito Rivero fue demasiada recompensa para un equipo que, prácticamente, no había realizado ningún mérito para lograr una alegría. Incluso, desde allí y hasta el final de esa parte, Arsenal, con la picardía de Jara, pudo haber obtenido alguna retribución.
Como si la distracción prematura fuera una suerte de karma azulgrana, el arco de San Lorenzo se derrumbó con rapidez, a los 5 minutos del segundo tiempo. Tras un córner ejecutado por Cristian Alvarez, Tula se elevó entre todos y derrotó a Migliore con un cabezazo que no gritó por su pasado en el club (ver aparte).
Simeone no dudó y vertiginosamente suplió piezas con responsabilidades defensivas por alternativas de ataque. En el entretiempo había ingresado Menseguez por el uruguayo Pintos, y tras el gol de Tula, Romeo y el joven Rovira saltaron al campo por Civelli (uno de los últimos hombres) y Bordagaray (delantero de muy buena técnica, que no pesó). Ante ese escenario, más que nunca, el equipo conducido por Burruchaga se protegió y dejó que Jara, en soledad, guapeara a los defensores. El N° 29 de Arsenal armó una acción, a la carrera y dejando en ridículo a Aguirre con un enganche, que tenía destino directo de finalista en una hipotética recopilación de los mejores tantos del año. Pero en el último suspiro, la pelota se estrelló en el palo izquierdo de Migliore.
El malestar del público azulgrana tocó el amor propio de Rivero (demostró por qué lleva la cinta de capitán) y el mediocampista, con más coraje que claridad, contagió a sus compañeros. Los hizo reaccionar. El Burrito, valiente, avanzó con la pelota dominada y ante varias piernas de Arsenal, llegó al área rival y abrió para Rovira, que igualó con un zurdazo alto, a los 24 minutos. El brillante disparo del juvenil revivió toda ilusión. Aunque la intensidad y el entusiasmo hicieron que San Lorenzo se descuidara, pero Jara sintió el cansancio y falló en el último pase.
Los minutos se consumían y Arsenal, cada vez más retrasado, soñaba con rescatar un punto. Pero el Nuevo Gasómetro explotó de felicidad a los 41, cuando otro referente, como el Kily González, tomó una pelota fuera del área grande, remató fortísimo y la pelota descolocó a Campestrini tras desviarse en la cabeza de Alejandro Gómez. Triunfo y desahogo para un equipo, San Lorenzo, que pudo derrumbarse, pero sobrevivió y se mantuvo en la lucha. Ciclotímico, al límite, fiel a su estilo...
Habrá que preguntarle al Cholo Simeone qué pretende cuando a sus dirigidos les reclama serenidad e inteligencia para hacer circular la pelota con gestos rabiosos e histéricos, que lo que menos consiguen es guiar y motivar. En medio de ese torbellino de nervios que desde afuera transmitió el DT, el conjunto de Sarandí sacó provecho, porque velozmente, a los cuatro minutos, se puso 1-0 arriba, con una definición con clase del interesantísimo Jara (atacante cordobés, de 21 años), ante el desesperado achique de Migliore y tras ser asistido por Jonathan López.
Arsenal, conocedor de sus propias limitaciones técnicas y colectivas, se cimentó en el terreno con dos líneas de cuatro hombres, aguerridas y sin demasiadas pretensiones ofensivas. Desde allí, de contraataque, esperó que San Lorenzo se equivocara para atacarlo, especialmente por la banda izquierda de la defensa azulgrana, donde Bottinelli lucía incómodo frente a cada avance de Sena.
En ese primer período, cuando en más de una oportunidad los hinchas del Ciclón, a los gritos, reclamaron más... ganas, sólo hubo dos hombres para destacar entre los locales: el Kily González, por su sencillez para algo tan simple pero complejo a la vez como pasarle la pelota a un compañero, y el capitán, Rivero, por su coraje. Precisamente este último, con un derechazo lejano que en el trayecto se desvió en Matellán y así desubicó al casi siempre atento arquero Campestrini, San Lorenzo encontró agua en medio del desierto. El festejo del Burrito Rivero fue demasiada recompensa para un equipo que, prácticamente, no había realizado ningún mérito para lograr una alegría. Incluso, desde allí y hasta el final de esa parte, Arsenal, con la picardía de Jara, pudo haber obtenido alguna retribución.
Como si la distracción prematura fuera una suerte de karma azulgrana, el arco de San Lorenzo se derrumbó con rapidez, a los 5 minutos del segundo tiempo. Tras un córner ejecutado por Cristian Alvarez, Tula se elevó entre todos y derrotó a Migliore con un cabezazo que no gritó por su pasado en el club (ver aparte).
Simeone no dudó y vertiginosamente suplió piezas con responsabilidades defensivas por alternativas de ataque. En el entretiempo había ingresado Menseguez por el uruguayo Pintos, y tras el gol de Tula, Romeo y el joven Rovira saltaron al campo por Civelli (uno de los últimos hombres) y Bordagaray (delantero de muy buena técnica, que no pesó). Ante ese escenario, más que nunca, el equipo conducido por Burruchaga se protegió y dejó que Jara, en soledad, guapeara a los defensores. El N° 29 de Arsenal armó una acción, a la carrera y dejando en ridículo a Aguirre con un enganche, que tenía destino directo de finalista en una hipotética recopilación de los mejores tantos del año. Pero en el último suspiro, la pelota se estrelló en el palo izquierdo de Migliore.
El malestar del público azulgrana tocó el amor propio de Rivero (demostró por qué lleva la cinta de capitán) y el mediocampista, con más coraje que claridad, contagió a sus compañeros. Los hizo reaccionar. El Burrito, valiente, avanzó con la pelota dominada y ante varias piernas de Arsenal, llegó al área rival y abrió para Rovira, que igualó con un zurdazo alto, a los 24 minutos. El brillante disparo del juvenil revivió toda ilusión. Aunque la intensidad y el entusiasmo hicieron que San Lorenzo se descuidara, pero Jara sintió el cansancio y falló en el último pase.
Los minutos se consumían y Arsenal, cada vez más retrasado, soñaba con rescatar un punto. Pero el Nuevo Gasómetro explotó de felicidad a los 41, cuando otro referente, como el Kily González, tomó una pelota fuera del área grande, remató fortísimo y la pelota descolocó a Campestrini tras desviarse en la cabeza de Alejandro Gómez. Triunfo y desahogo para un equipo, San Lorenzo, que pudo derrumbarse, pero sobrevivió y se mantuvo en la lucha. Ciclotímico, al límite, fiel a su estilo...
► Mala tarea de Baldassi y sus asistentes
El árbitro, Héctor Baldassi, y sus asistentes, Ariel Bustos y Marcelo Aumente, tuvieron una mala tarde. En el primer tiempo anularon incorrectamente, por supuesto offside, un gol de Bordagaray, cuando el partido estaba 1-1. Y en la segunda etapa, cuando San Lorenzo perdía 2-1, Matellán tomó de la camiseta a Bottinelli en el área de Arsenal, pero Baldassi no sancionó penal.
► LO POSITIVO
San Lorenzo sigue ostentando su fortaleza como local
San Lorenzo sumó siete partidos sin perder como local: 5 triunfos y 2 empates. La última derrota fue en la 17a fecha del Clausura, 0-1 vs. Huracán, aunque ese partido fue en la Bombonera.
San Lorenzo sumó siete partidos sin perder como local: 5 triunfos y 2 empates. La última derrota fue en la 17a fecha del Clausura, 0-1 vs. Huracán, aunque ese partido fue en la Bombonera.
► LO NEGATIVO
El uruguayo Pintos actuó por el artículo 225, pero defraudó
Pablo Pintos, expulsado ante Colón por pelearse con su compañero Renato Civelli, actuó beneficiado por el artículo 225 (por Sebastián González, que se encuentra con el Sub 17), pero tuvo un pobre desempeño y fue sustituido en el entretiempo por Menseguez.
Pablo Pintos, expulsado ante Colón por pelearse con su compañero Renato Civelli, actuó beneficiado por el artículo 225 (por Sebastián González, que se encuentra con el Sub 17), pero tuvo un pobre desempeño y fue sustituido en el entretiempo por Menseguez.
► EL DATO
Arsenal encadenó su tercera derrota como visitante
Cada vez que abandona Sarandí, a Arsenal se le complica... Ayer sumó su 3ra caída, luego del 1-4 vs. Colón (8a fecha), en Santa Fe, y del 0-1 vs. Chacarita (6a), en Argentinos. Su último éxito fuera de casa fue 2-1 vs. Tigre (4a), en Victoria.
Cada vez que abandona Sarandí, a Arsenal se le complica... Ayer sumó su 3ra caída, luego del 1-4 vs. Colón (8a fecha), en Santa Fe, y del 0-1 vs. Chacarita (6a), en Argentinos. Su último éxito fuera de casa fue 2-1 vs. Tigre (4a), en Victoria.
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