Abrió la cuenta con un latigazo y en el final el pibe Rovira también la clavó para sellar el 2-0 y la clasificación.Todo se terminó con ese zurdazo del Kily. El partido, la paranoia -justificada según lo que termine juzgando el marcador- de la altura y, lo más importante, la serie contra este deshilachado Cienciano que se parece poco al que sorprendió hace no mucho tiempo a River y a Boca. Hasta ahí, hasta los 35 del primer tiempo, quedaba abierto el pasaje a cuartos de final de la Sudamericana.
Pero el Kily encaró por su banda, limpió en diagonal y sacó un zurdazo cruzado que se clavó contra el palo. Firma, sello y trámite completo para acceder a la próxima fase. Y empezar a acumular buenos resultados en un San Lorenzo que es reflejo de su entrenador: con picos de euforia y bajones pronunciados, que todavía no lo terminan de definir como equipo.
Por eso no extrañaron demasiado los altibajos del segundo tiempo. Si bien nunca estuvo en riesgo la clasificación (los peruanos debían hacer cinco goles) el Ciclón quedó al desnudo varias veces. En uno de esos descuidos el propio Kily metió la mano en el área y Migliore debió poner la suya para despejar el penal. Ahí terminó de desmoronarse lo poco que quedaba de Cienciano. Encima, el pibe Rovira confirmó su momento con otro buen zurdazo: 2-0. Y el Ciclón se llevó un triunfo con altura. Ahora se viene River de Montevideo.
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