Central terminó de transitar por un camino espinado llamado Clausura. Más allá de que la resultante de su pobre andar lo obliga a ejercer un gran reacomodamiento deportivo en breve, hay que reconocer que frente a Godoy Cruz sus protagonistas no aportaron esa impronta de origen que los liga a un llamado innato en este delicado momento. Quedó demostrado que la particularidad de este proceso es la creciente dificultad para resolver la problemática cada vez que la presión acecha. Como dato extra, que puede marcar la punta de un iceberg, es que volvió a quebrarse dentro de una cancha. Esta vez su verdugo fue el Tomba, el mismo que lo mandó de prepo a jugar la promoción ante Belgrano.
La realidad apremia porque ahora sí que la promoción se tornó como una verdadera cuestión de estado. Por eso la plana mayor encabezada por Miguel Russo decidió poner toda la artillería en la antesala de los dos cruciales desafíos ante el Pirata. Pero ante los mendocinos, los guerreros se olvidaron de sacar a relucir la fuerza y amor interior propio. Por eso culminaron perdiendo la batalla.
Tan es así que puede terminar condicionándolo para cuando sea el momento de estar cara a cara ante los cordobeses. Porque la mayoría de los que ayer le ofrendaron una mala imagen a su pueblo, demostraron estar muy lejos de la sintonía que los acondicione para desembarcar en Alberdi el próximo miércoles. Y asumir el primero de dos desafíos para dejar a Central en primera.
Los minutos iniciales no fueron de lo mejor para el canalla. Al contrario. Hizo prácticamente todo al revés de lo que se debe hacer en la previa a levantar una hipoteca. Piernas duras con sus consecuentes imprecisiones. Encima, perdió a un soldado (Broun) de movida como consecuencia de un fuerte golpe (ver página 4). A esa preocupación a corto plazo hay que agregarle que las líneas dejaron más dudas que certezas.
De hecho, el fondo no ofrecía garantías. El medio estaba copado por los prolijos mendocinos. Está claro que, salvo el Kily, el resto transmitió una insegura imagen que fue galardonada por la parsimonia generalizada de los auriazules.
Y el Tomba, con un planteo cauto y sin exhibir grandes rasgos ostentosos, encendió la luz de alerta roja antes de la media hora. Vera guapeó una pelota ante el cierre fallido de Burdisso y habilitó a un solitario Borghello. Y el Meno no perdonó a Factura. Lo fusiló a quemarropa. Golazo del ex Newell’s, que luego tuvo algunos encontronazos con Lima y Escobar. Si bien Central era un manojo de incertidumbre, Gurrieri estuvo cerca de nivelar. Pero hasta el descanso, ninguno hizo méritos como capitalizar algunas acción.
El complemento hizo suponer que la reacción sería tan natural como necesaria. Pero no. Y eso que Lunati, de pésima labor, le obsequió un penal a Central, que el Kily se encargó de dilapidarlo. Cómo habrá sido de pobre lo del canalla, que hasta el jugador más experimentado le erró al arco desde los doce pasos.
Central se esforzó por levantar pero no lo logró hacer, pese a los intentos de Gómez por generar juego. A eso hay que sumarle las llegadas de Zelaya y Burdisso sobre el epílogo. Aunque la realidad estaba marcando que no hacía más que transitar por la última estación de un vía crucis de crisis, antes de afrontar la promoción ante Belgrano.
La realidad apremia porque ahora sí que la promoción se tornó como una verdadera cuestión de estado. Por eso la plana mayor encabezada por Miguel Russo decidió poner toda la artillería en la antesala de los dos cruciales desafíos ante el Pirata. Pero ante los mendocinos, los guerreros se olvidaron de sacar a relucir la fuerza y amor interior propio. Por eso culminaron perdiendo la batalla.
Tan es así que puede terminar condicionándolo para cuando sea el momento de estar cara a cara ante los cordobeses. Porque la mayoría de los que ayer le ofrendaron una mala imagen a su pueblo, demostraron estar muy lejos de la sintonía que los acondicione para desembarcar en Alberdi el próximo miércoles. Y asumir el primero de dos desafíos para dejar a Central en primera.
Los minutos iniciales no fueron de lo mejor para el canalla. Al contrario. Hizo prácticamente todo al revés de lo que se debe hacer en la previa a levantar una hipoteca. Piernas duras con sus consecuentes imprecisiones. Encima, perdió a un soldado (Broun) de movida como consecuencia de un fuerte golpe (ver página 4). A esa preocupación a corto plazo hay que agregarle que las líneas dejaron más dudas que certezas.
De hecho, el fondo no ofrecía garantías. El medio estaba copado por los prolijos mendocinos. Está claro que, salvo el Kily, el resto transmitió una insegura imagen que fue galardonada por la parsimonia generalizada de los auriazules.
Y el Tomba, con un planteo cauto y sin exhibir grandes rasgos ostentosos, encendió la luz de alerta roja antes de la media hora. Vera guapeó una pelota ante el cierre fallido de Burdisso y habilitó a un solitario Borghello. Y el Meno no perdonó a Factura. Lo fusiló a quemarropa. Golazo del ex Newell’s, que luego tuvo algunos encontronazos con Lima y Escobar. Si bien Central era un manojo de incertidumbre, Gurrieri estuvo cerca de nivelar. Pero hasta el descanso, ninguno hizo méritos como capitalizar algunas acción.
El complemento hizo suponer que la reacción sería tan natural como necesaria. Pero no. Y eso que Lunati, de pésima labor, le obsequió un penal a Central, que el Kily se encargó de dilapidarlo. Cómo habrá sido de pobre lo del canalla, que hasta el jugador más experimentado le erró al arco desde los doce pasos.
Central se esforzó por levantar pero no lo logró hacer, pese a los intentos de Gómez por generar juego. A eso hay que sumarle las llegadas de Zelaya y Burdisso sobre el epílogo. Aunque la realidad estaba marcando que no hacía más que transitar por la última estación de un vía crucis de crisis, antes de afrontar la promoción ante Belgrano.
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