lunes, 23 de marzo de 2009

Bombas de humo (LaCapital.com.ar)

-Por Alejandro Cachari

La caridad bien entendida empieza por casa. Tan cierto como que la viveza criolla juega al fútbol todos los fines de semana. La pulcritud institucional es imprescindible. Tan indubitable como que si se trata de un equipo de fútbol debe estar acompañada de una fuerte dosis de conocimiento de todo lo que se juega adentro y fundamentalmente afuera de la cancha.
La comisión directiva de Central adoctrinó a sus fieles durante toda la semana previa al partido con Vélez sobre los riesgos que significaba ingresar a las gradas del Gigante con elementos de pirotecnia, bengalas, bombas de humo y otras yerbas. "El que llevare consigo artificios pirotécnicos será sancionado con hasta 20 fechas de prohibición de concurrencia y con arresto de hasta 30 días. Los objetos serán decomisados. Si los mismos fueran encendidos y/o arrojados, se aplicará al infractor el máximo de la sanción establecida", rezaba el comunicado que emitió la directiva canalla el lunes 16. Todo fenómeno. ¿Y Lunati? ¿Nadie se acordó de que el árbitro del sábado era un personaje irritante para semejante partido por los antecedentes que tiene en los encuentros de Central, fundamentalmente tras aquel 3 a 3 ante River en el Monumentral?
El que no llora no mama. Y los dirigentes de Central deben cuidar los detalles más importantes. Esos que nacen y mueren en la sede de la calle Viamonte.
Como dato folclórico, la máquina de triturar papelitos que fue utilizada para suplantar la imponencia del humo estuvo muy bien. Pero Central convive con una situación delicada y le debe prestar mucha más atención a las gestiones administrativas. Que del folclore se encargue la gente, que siempre se saca un sobresaliente en ese rubro.
¿Qué hubiera pasado si el penal televisivo -era la única forma de verlo-, pero penal al fin que Lunati no cobró en favor de Central hubiera sido a los 20 minutos y no en el cierre del partido?
¿Y si hubiera anulado, como debió hacerlo porque había dos pelotas en el campo de juego, el gol de Caraglio?
La reacción del público hubiera sido muy difícil de frenar por dos motivos fundamentales. Porque Central pelea por no descender, pero fundamentalmente porque el árbitro era Lunati.
Los dirigentes de Rosario Central no deben dejar nada librado al azar, ni siquiera lo que parece insignificante.
Lunati es un personaje irritativo en Arroyito. Y más allá de las razones que ratifiquen o ridiculicen tamaña sentencia, Horacio Usandizaga y su gente no deben desconocerlo.
Que esto les sirva para la próxima reunión de comité ejecutivo entonces.
Es que allí se juegan unas cuantas cosas que después en la cancha no se pueden torcer.

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